El vínculo más cercano de las personas con sus comunidades y barrios es una tendencia en crecimiento que irrumpe en el comercio minorista y cambia la forma de consumir y relacionarse con las marcas. El “localismo”, como se conoce esta tendencia, es la preferencia de los consumidores por marcas y negocios ubicados cerca de ellos. Las personas eligen los productos y servicios porque conectan directamente con sus necesidades y hábitos de consumo.
Pero este localismo también se ve impulsado por un consumo consciente, ya que las personas decidieron empezar a elegir productos auténticos, cercanos y fabricados de manera local. Incluso las marcas que no son locales, para ganar los corazones y las mentes de los consumidores, reconsideraron sus estrategias y comenzaron a adoptar un enfoque más próximo buscando conexiones con las comunidades, tal el caso de supermercados, farmacias, salones de belleza, bancos, entre otros, siempre pensando en ofrecer prestaciones al cliente propias de cada barrio.
Otro factor indispensable para el crecimiento de este consumo de cercanía es el “mundo digital”, un canal dinámico que permite el crecimiento de fabricantes y comerciantes y representa una parte sustancial para el desarrollo de las ventas y atención a los clientes como: entrega a domicilio, reservas de horarios para atención en servicios de belleza, gimnasio, comunicaciones sobre descuentos y promociones, entre otros.
Las personas buscan marcas que emocionalmente las identifique, lo que hace que éstas ofrezcan propuestas personalizadas y más “locales”. Las tiendas de cercanía, conocen muy bien sus productos y pueden asesorar al cliente de acuerdo con sus preferencias. En definitiva, el consumo de cercanía ya es una realidad, impulsado por diferentes factores, la confianza, la seguridad y la transparencia.