La carga fiscal en Argentina (29,4 puntos del PBI) ocupa el 10mo. puesto en el mundo, detrás de Francia, Italia, Holanda, Alemania, España, Canadá, Reino Unido, Japón y Brasil, de acuerdo con el ranking más reciente elaborado por la Unión Industrial Argentina (UIA), que incluye la informalidad.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a la que pertenecen todas esas naciones que anteceden a Argentina en presión tributaria, la ubicaba en el puesto 38 de 125 países, entre los de mayor carga fiscal sobre el sector formal de la economía, un punto que condena a la falta de inversión.
Por su parte, el último informe de «Tax Foundation», con sede en Washington, señala a la Argentina como parte de un selecto grupo de países que va a contramano de una política de seducción a los capitales.
Pone como ejemplo que los privados pagan un 35% de impuestos sobre sus ganancias, que lo sitúan en el cuarto puesto del ranking mundial, sólo por detrás de Comoras (País de África Central), donde las empresas pagan un 50% de impuesto sobre sus ganancias; Puerto Rico, que le sigue con una carga del 37,5% y, en tercer lugar, Suriman, con 36% sobre las ganancias de los privados.
La estructura fiscal en Argentina ha ido en aumento en las últimas décadas hasta alcanzar un 29% del PBI en 2022, luego de tocar el máximo en 2014, con el 31%, tras una recorrida que arrancó en 1980 debajo del 15%.
Según un análisis de la carga fiscal consolidada desde 1980 que elaboró Econviews, dirigida por Miguel Kiguel, las curvas de renta, IVA, combustibles comercio exterior, seguridad social, provinciales y otros se movieron en ascenso en forma pareja.